Un grupo de mujeres sudafricanas capacita a la policía para responder a la violencia de género
El índice de violencia contra las mujeres y niñas en Sudáfrica es uno de los más altos del mundo: según las estadísticas oficiales, una de cada cinco mujeres ha sufrido violencia física por parte de su pareja.
Muchas más han sufrido otras formas de violencia por parte de hombres conocidos y desconocidos. Uno de los principales obstáculos para tratar este problema es que muchos abusos no se denuncian en las autoridades correspondientes.
En algunos casos, las víctimas son reacias a denunciar los abusos porque consideran que los agentes de policía no tienen la formación adecuada para tratar la violencia de género y pueden mostrarse indiferentes o insensibles a sus preocupaciones.
“Solíamos recibir reclamos de nuestras clientas sobre lo mal que las trataban en las comisarías”, afirma Ella Mangisa, directora ejecutiva del grupo local de defensa de los derechos de la mujer Ilitha Labantu. “A una mujer que intentaba escapar de una situación violenta le sugerían que volviera y solucionara las cosas con su agresor o le decían que eran problemas personales que tenían que resolver en la casa”.
“Cuando ahondamos, nos dimos cuenta de que se trataba de una falta de comprensión, sensibilidad y conocimientos por parte de las y los agentes de la primera línea de atención”, agregó Mangisa. “Muchas de estas personas no sabían qué hacer cuando se acercaba una mujer a denunciar o cómo tratar a una superviviente en su estado más vulnerable”.
“Al final decidimos que, en lugar de denunciar una y otra vez a ciertos agentes por estos incidentes, debíamos adoptar un planteamiento más amplio y basado en soluciones”, añadió.
En 2021, a través de una asociación con ONU Mujeres y con el apoyo del Gobierno de Irlanda, la Fundación Elma y Pan para el Mundo, Ilitha Labantu puso en marcha un programa para trabajar con el Servicio de Policía de Sudáfrica (SAPS). El programa se enfoca en las supervivientes para formar a los agentes en el trabajo con las supervivientes de violencia de género.
La formación abarca temas, como la definición de género, la sensibilidad de género, las normas sociales perjudiciales, los recursos y procedimientos jurídicos, la función del SAPS, el trabajo de las supervivientes de la violencia, el tratamiento de las personas traumatizadas y el asesoramiento básico.
Reducir la violencia contra las mujeres en Sudáfrica requiere “un enfoque que abarque a toda la sociedad”, afirmó Aleta Miller, representante de la oficina multipaís de ONU Mujeres en Sudáfrica.
“Esta iniciativa liderada por Ilitha Labantu es una oportunidad para estandarizar la mesa de entrada de denuncias de violencia de género en las comisarías, mejorar la experiencia de las supervivientes cuando denuncian y garantizar que la policía cuente con la formación necesaria para responder a la violencia contra las mujeres y las niñas y satisfacer sus necesidades”, añadió.
El SAPS ha adoptado el programa y lo ha implantado en 75 comisarías de Cape Metro y Cape Winelands, en la provincia de El Cabo Occidental. El 1 de diciembre de 2023, 66 agentes se graduaron tras haber completado todos los módulos de formación.
Ilitha Labantu tiene previsto seguir ampliando el programa a lo largo y ancho de Sudáfrica a fin de incorporar otras organizaciones con distintos ámbitos de especialización. Se espera también que la organización integre el contenido de sus cursos en el plan de estudios de las academias de policía del país.
Uno de los participantes del programa, el sargento Rudolf Valentyn, oficial de prevención de delitos sociales, declaró que la formación había brindado a los agentes herramientas para afrontar mejor la violencia de género.
“En nuestra comunidad nos enfrentamos a un grave problema [la violencia de género], y en los últimos meses he adquirido mucha experiencia y conocimientos sobre cómo manejarlo”, declaró. “Aprendimos sobre la sensibilidad de género y a escuchar con atención sin juzgar a nuestras clientas cuando vienen a presentar sus denuncias. También aprendimos sobre las distintas etapas del maltrato y los diferentes tipos de intervención”.
Según Valentyn, las y los agentes también comparten los conocimientos adquiridos en los cursos con sus colegas y han creado una red de apoyo en relación con este tipo de información en todo el cuerpo de policía.
Desde la puesta en marcha del programa, Ilitha Labantu ha advertido una reducción drástica de los reclamos de sus clientas contra las comisarías locales y la organización recibe ahora más derivaciones de la policía cuando los agentes necesitan ayuda en casos concretos. Tras su participación en el programa, varias comisarías han creado entornos más acogedores y cálidos en las salas de asistencia a las víctimas.
“La respuesta que hemos recibido de la comunidad y de la policía ha sido alentadora”, declaró Mangisa. “Las y los policías que se han capacitado afirman que ahora saben qué hacer desde el momento en que una superviviente entra en la comisaría”.
“Esta iniciativa contribuirá en gran medida a fortalecer la relación de trabajo entre el SAPS y las comunidades, puesto que creará capacidades y ofrecerá formación para educar y sensibilizar en asuntos relacionados con la erradicación de la violencia contra las mujeres y las niñas”, declaró Miller.
“El curso me abrió los ojos”, dijo el sargento Petrodene Pietersen, que participó en la capacitación. “He aprendido principios jurídicos que antes no tenía muy en cuenta. También he aprendido la forma correcta de asesorar [a las víctimas] y de hacer un seguimiento de sus casos y acerca del modo en que quienes asesoran deben tratar a las víctimas”.
“No puedo más que recomendar el programa a mis colegas, ya que nos beneficia como agentes, pero también a las víctimas, a sus familias y a la comunidad en general”, declaró Pietersen. “Nos ha empoderado y nos permitirá servir mejor a nuestras comunidades”.